Filmoteca

El Topo, 1970
de Alejandro Jodorowsky

Filmada en México en 1970, la película nació siendo ya una película de culto, en unos tiempos en que la industria del cine americana se convulsionaba buscando nuevas fórmulas que les permitieran retomar las riendas de un mercado que se les escapaba de las manos, incapaz de comprender y asimilar las ideas de los nuevos directores que, sorprendentemente para ellos, saltaban a la fama con películas de bajo presupuesto. En este contexto, Alejandro Jodorowsky se convirtió con esta película en un referente esencial para los cineastas de la contracultura americana, siendo elogiado y casi idolatrado por personalidades como Dennis Hopper, Peter Fonda, Bob Dylan o John Lennon.

Jodorowsky, chileno de nacimiento y actualmente residente en Francia, es un creador polifacético, fue miembro del conocido como Teatro Pánico, autor también de cómics de culto como El Incal, Los Tecnopadres o La Casta de los Metabarones, así como varios libros sobre temas diversos, destacando entre ellos la psicogenealogía (de la que trata también en La Casta de los Metabarones) lo que él denomina psicomagia. La psicomagia (o psicochamanismo) es un concepto totalmente jodorowskiano que trata básicamente de aplicar el poder de la mente a la curación de dolencias físicas, ya que, según sus teorías, éstas tienen por lo general un origen psíquico.

Su desembarco en el mundo del cine se produce con la buñueliana Fando y Lis, película surrealista que no tuvo la repercusión que su siguiente obra, El Topo, una obra pedante para algunos, indispensable para otros, pero inolvidable para todos, un compendio de secuencias aparentemente metafóricas, lisérgicas hasta la extenuación y de una potencia visual de primer orden que va esculpiendo imágenes en nuestras retinas de principio a fin. Posteriormente vinieron: La Montaña Sagrada, culminación de su fama, de similares características; su intento de adaptación de Dune, proyecto que fracasó, dejando tras de si todo un legado visual, desarrollado por HR Giger y Moebius, que influyó en películas como Star Wars o Alien, y que fue finalmente rodada por David Lynch en los 80, sin gran fortuna por cierto; Santa Sangre, de 1989, que es en mi modesta opinión su mejor película, ya que goza de las mismas virtudes que, por ejemplo, El Topo, pero elude parte de sus defectos, al dotar a esta película de una mayor coherencia que facilita su comprensión en conjunto; y finalmente El ladrón del Arcoiris, ya en los 90.

Tiene El Topo una narrativa no directa, en la que se producen disfunciones incluso temáticas, resultando ser prácticamente dos películas en una, muy débilmente conectadas entre sí, lo cual podríamos considerar o no un defecto del film. En una primera parte, con referencias importantes al cine de Sergio Leone (véase el primer duelo en un espacio empedrado circular, sin duda herencia de El Bueno, El Feo y El Malo) el Topo, quien viste siempre de negro, es un justiciero solitario, que en su búsqueda de la perfección como pistolero, ha de enfrentarse a cuatro maestros del desierto, cada uno de los cuales es teóricamente más poderoso psíquicamente que el anterior. Su comportamiento ilícito en estos duelos y la traición de su acompañante derivan en lo que podríamos considerar la segunda parte, en la que el Topo, convertido ahora en monje, busca su redención ayudando a un grupo de personas deformes a alcanzarse libertad y enfrentándose a la gente de la ciudad, quienes representan la decadencia humana que él ya ha dejado atrás.

Todo esto da como resultado una película innovadora conceptualmente (que no en otros aspectos) y de un extraño y singular atractivo, que merece sin duda más de un visionado y que espero que disfrutéis.

Alex