sábado, 30 de agosto de 2008

Cartelera

Batman, el Caballero Oscuro
Christopher Nolan, 2008


La adaptación de un personaje de comic es siempre una empresa dificil. Películas como Superman, Dick Tracy o el primer Batman de Tim Burton lograron combinar el interes por una historia que no renunciaba a sus origenes en los tebeos clásicos, con una estética renovada llevada a la gran pantalla. Desde entonces, la saturación de cintas de superhéroes de los últimos años ha dado lugar a una serie de historias repetitivas que se quedan en un puñado de efectos especiales y guiños para los aficionados al protagonista en cuestión, por lo general películas de escaso interés incluso para los incondicionales.

Pero existen ciertas excepciones. Estas excepciones, ademas de respetar el espíritu del comic original, se nutren de las actualizaciones de los personajes clásicos publicadas en los últimos 15 años, intentando profundizar en las tramas, la personalidad de los héroes y la verosimilitud de la existencia de estos justicieros en nuestro mundo actual. Películas como Spiderman 1 y 2, Batman Begins o V de Vendetta superaban de lejos el nivel del resto de cintas del género.

Pues bien, El Caballero Oscuro da un paso más, el conseguir superar al propio personaje poniendo por encima la trama. Y digo El Caballero Oscuro porque ya no es Batman, ni Joker; se toman los nombres como pretexto para convertir una cinta de superhéroes en una grandísima película policiaca.

En un Gotham City repleto de rascacielos, lúminoso y real, Batman comparte protagonismo en la lucha contra el crimen con la polícia y la clase política. Entre los dilemas personales de Bruce Wayne/Batman, la corrupción de la policía y el poder de los políticos, irrumpe en escena un ser anárquico, un villano como el Joker que aparece de la nada sin ningún objetivo concreto mas que el de sembrar el caos, autodestruirse destruyendo.

La trama está bien elaborada y la dirección, pese a que pueda resultar algo complicado seguir tantas acciones simultaneas, queda bien resuelta gracias a un muy buen montaje. Contar con un elenco de actores entre los que se encuentran Michael Cane, Morgan Freeman o Gary Oldman aporta un extra a la película y, como cabe esperar, las escenas de acción al igual que los efectos especiales, sobresalientes.

Pero realmente el gran éxito de esta entrega de Batman es el Joker y lo que aporta a la película. Se nos presenta como la anarquía en estado puro, la suerte, el caos. El tratamiento del personaje en el guión consigue que, a pesar de la intensidad de los enfrentamientos que tiene con Batman, la pélicula no se reduzca al típico bueno contra malo, sino que Batman es uno mas, como ya comenté al principio, al que el Joker intenta sacar de sus casillas por el puro placer de hacerle sufrir. La interpretación de Heath Ledger, espectacular, lo convierte casi mas en un personaje de terror, en cierto modo similar al Bardem de "No es paía para viejos". Un Joker insuperable.

Es cierto que hay aspectos que, dentro de ese tono policiaco, parecen fuera de lugar, como artilugios excesivos, mafiosos de pacotilla o efectos demasiado explicitos. Pero no hay que olvidar que, para una superproducción americana en donde lo importante es hacer caja, Nolan ha conseguido hacer una pélicula personal. Muy recomendable incluso para los que no son aficionados a las recreaciones de comics.
Gonzalo.

jueves, 28 de agosto de 2008

Videodromo

Por supuesto Friedrich! no podemos hacerle ese feo a tan fiel lector! Hay para todos, así que ahí va un dulce regalito: 1976, Blondie con la mejor Debbie Harry, X Offender, de su primer álbum "Blondie"




Alex

miércoles, 27 de agosto de 2008

Videodromo

Pese a que el verano toca a su fin... ahí va una entrada de Videodromo para mantener arriba el ánimo y dedicada especialmente a Paula: What I like about you, de los Romantics



Alex

Cartelera

Wall-e
Andrew Stanton, 2008

Pixar ataca de nuevo, y sin bajar el listón, de la mano de Andrew Stanton, quien ya dirigiera películas de la talla de Buscando a Nemo o Toy Story. Tal vez incluso más arraigado en el clasicismo cinematográfico que su compañero Brad Bird (Los Increíbles o la genial Ratatouille), nos regala una entrañable fábula robótica que a más de uno le supondrá un retorno lleno de añoranza a los tiempos de E.T. (Steven Spielberg, 1982) o Cortocircuito (John Badham, 1986), con cuyo protagonista por cierto guarda un gran parecido Wall-e.

En ella, la humanidad, en un proceso de alienación progresiva, ha llegado a desligarse tanto de la realidad circundante que ha dejado que la Tierra se convierta en un inmenso vertedero global, teniendo que finalmente emigrar, ya animalizado y mantenido informáticamente, a grandes estaciones espaciales.

Mientras tanto, en la superficie de nuestro planeta, tras siglos de abandono,Wall-e, el último robot sigue desarrollando puntualmente la labor que le fue encomendada, la limpieza de basuras, basuras cuyo apilamiento constante ha llegado a generar un interesante paisaje formado por altos rascacielos de chatarra prensada. Pero su comportamiento ya no es todo lo mecánico para lo que fue diseñado, poco a poco ha ido desarrollando un creciente interés por el ser humano y sus perdidas costumbres, que trata de comprender e imitar. Tras ver Hello, Dolly! en un viejo vídeo descubre finalmente los secretos del amor, teniendo pronto ocasión de poner en práctica lo aprendido tras la llegada de un nuevo habitante, la sofisticada Eva.

El atrevimiento de optar por una arranque de 40 minutos sin un solo diálogo se ve recompensado con ser éste tramo inicial el mejor del film. Recurriendo a maneras propias del cine mudo de los años 20 y en especial al Chaplin de películas como El Chico, logra meterse al público en el bolsillo con un Wall-e que lleva al cine de animación a alcanzar nuevas cotas de expresividad.

Por desgracia, el defecto de la película viene dado precisamente también por ese tono clásico dominante, que no deja de ser criticable en otros aspectos, pues desde que Eva entra en escena, comienzan a sucederse una serie de gags tan vistos que el mismo director parece querer pasar por ellos de puntillas, hilvanándolos de carrerilla, con una falta de confianza en ellos que puede traslucirse en la pantalla.

Tal vez esos pequeños pinchazos harán que la película no llegue a contarse entre las más grandes del género, pero sin duda marcará un antes y un después en la clase de películas que hoy en día pueden dirigirse a un público principalmente infantil, demostrando que las buenas historias nunca mueren y que la emotividad es aún un recurso perfectamente válido.

Merece la pena que os acerquéis al cine a verla, pasaréis un buen rato, y aún mejor si tenéis hijos o hermanos pequeños, pues les veréis salir del cine realmente emocionados, cosa que últimamente las películas que se producen para ellos no suelen lograr.


Alex

Videodromo

Ésta dedicada a nuestro amigo Al, con quien tuve la suerte de asistir allá por el 2002 al concierto de presentación del entonces nuevo disco de Console, Rocket in the Pocket, sniff... ¡qué tiempos!

Freiburg 3.0, fruto de la colaboración entre Console y Tocotronic, con un vídeo de aires caseros en el que éstos han de defender la ciudad de Tocopolis (sugerente nombre) del malvado Martin Gretschmann.



Alex

Biblioteca de Babel

"A la primera ojeada, ví que era un barco de primera clase, una criatura armoniosa por las líneas de su esbelto cuerpo y la altura bien proporcionada de sus mástiles. Cualesquiera que fuesen su edad y su historia, había conservado la marca de su origen. Era uno de esos barcos por los que, en virtud de su diseño y acabado, no pasan los años. En medio de sus compañeros amarrados a la orilla y todos mayores que él, parecía el producto de una raza superior: como un corcel árabe en medio de una fila de caballos de tiro. Aquella ilusión de vida y de personalidad que nos encanta en las más bellas obras humanas emanaba de sus formas."

(Joseph Conrad, La línea de sombra)

Alex

lunes, 11 de agosto de 2008

Agenda Conciertos

FIB 2008

Mas que una entrada en Agenda Conciertos, es una reflexión sobre el pasado Festival Internacional de Benicassim, que, pese a las dudas que a priori suscitó el cartel, se convirtió en una grata experiencia.

El principal motivo para ir al FIB este año fue por la selección, dentro del Festival de Cine que se celebra paralelamente, del corto "Madrid" dirigido por nuestro amigo (y ya habitual en nuestras entradas) Carlos Tomás de Portillo. No ganó, pero pasamos buenos ratos y grandes siestas con el aire acondicionado de la sala de proyecciones, que en las extremas condiciones de precaria higiene y sofocante calor en las que nos encontrabamos, era muy de agradecer. La verdad esque la organización del Festival de Cortos dejó mucho que desear, tanto en la selección de las proyecciones como en el fallo del jurado (?), pero ese no es el motivo de esta entrada.
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De vuelta a los conciertos, esta edición fue una sucesión de numerosas sorpresas y alguna que otra decepción. Por una cosa o por otra, como siempre pasa en este tipo de eventos, te acabas perdiendo momentos interesantes como los conciertos de New York Dolls, Babyshambles, Hot Chip, Death Cab for Cutie, Micah P Hinson o, maldita sea, Justice. La lista es larga y, si no fuera por mi desconocimieto de muchos grupos, lo sería mas aun. Pero vivimos otros momentos grandes e inesperados.

El primero que se me viene a la mente fue nuestra entrada, casi sin querer, en la carpa en la que un tipo alto en medio del escenario empezaba a hacer bailar a miles de personas. Era Guille Milkiway enlazando una tras otra canciones de su "banda" La Casa Azul. Tras temas como Superguay o Chicle Cosmos, me preguntaba que es lo que tendrá ese hombre orquesta para hacer saltar a tanta gente con frases del estilo "un granito de arroz, una micra, un neutrón, un paramecio, un microchip nipón...". Y para colmo, se pone a cantar Love is in the Air. Enormemente divertido.

Siguiendo con los grupos divertidos, me sorprendió profundamente la actuación de Mika. Desparpajo y dominio del escenario es lo que demostró en un recital de saltos, carreras, gritos, colores y hits que soltó en su hora y pico de actuación. La mayor parte del público iglés estaba volcada con él, pero hasta los mas recelosos fibers españoles acabaron bailando al ritmo de temas como Lollipop o Grace Kelly. Un gran showman, sin duda.

A la altura de lo esperado estuvieron bandas como Vive la Fete, Yelle, Heavy Trash, The Nationals o Lori Meyers, o djs como Erol Alkan.

Y también estan las decepciones. La primera, The Kills. No es que estuvieran mal, pero el punto fuerte que tiene este grupo, la quimica que desprenden cuando tocan en directo, se perdió, en mi opinión, en la inmensidad del Escenario Verde. En una sala pequeña pueden ser fabulosos pero, o no fueron capaces de conectar con el público, o su musica no es apropiada para un entorno de esas características. No consiguieron meter al personal en su atmósfera y nos acabamos aburriendo. Tambien me decepcionaron bandas como My Bloody Valentine (o eres un apasionado de su música o no hay quien aguante un concierto suyo, por mucha influencia que hayan ejercido en grupos posteriores), Gnarls Barkley (¿alguien me explica por que eran cabeza de cartel?) o el insoportable Morrisey.

Para el final dejo dos nombres propios, Jack White y Leonard Cohen. En el concierto de los Raconteurs, Brendad Benson, a pesar de su innegable talento, no dejó de ser un acompañante de lujo para el lucimiento de Jack White, todo un genio. Los mejores solos que se oyeron en el festival (por momentos, de los mejores que he oido yo en directo) salieron de la guitarra del White Stripes, que, si no recuerdo mal entre la emoción, los saltos, la cerveza y el calor, la acabó regalando al público. Realmente genial.
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Pero el verdadero trinfador del FIB fue un hombre de 74 años que se enfrentó en el atardecer levantino de la última jornada del festival a un batallón de fibers que estaban espectantes por ver "que tal es ese tipo que le gusta a mi padre". Uno de los mejores conciertos a los que he asistido en mi vida, uno de los mas emotivos. Apareció vestido con pantalón, camisa, chaleco y sombrero gris y comenzo a moverse ligeramente al ritmo de las primeras notas de Dance me to the end of love. De inmediato, los 35.000 festivaleros que llenaban el Escenario Verde se callaron, dejaron las cervezas, abrieron los ojos comenzaron a prestar atención a lo que estaba haciendo esa leyenda de la música. Con Suzzane, Hallelujah y So long Marianne llegaron los momentos mas intensos, pero fue una hora de puro placer para los oidos. Yo, que no era gran aficionado a la música de Leonard Cohen, me he vuelto un fanático tras escucharle con esa voz, que voz...
En difinitiva, toda una experiencia de música, arte, calor, arena, playas y gente divertida dispuesta a, como siempre, pasarselo bien.
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Gonzalo

 
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